En Canadá, las medidas de justicia reparadora han superado ampliamente la etapa experimental. Desde hace más de treinta años, el servicio correccional que se ocupa de las personas condenadas a penas de prisión superiores a dos años dispone de una división específica. Recibe cada año entre 150 y 200 solicitudes de mediación directa entre un delincuente y una víctima. Sin embargo, el dispositivo sigue siendo esencialmente implementado por la sociedad civil. Y no es fruto del azar: la historia de este movimiento le debe mucho a su arraigo en la comunidad y a las polémicas en torno al sistema judicial.
En los años 1970, los pueblos autóctonos reivindicaron su derecho a rehabilitar ciertas prácticas de su justicia tradicional. Los círculos de sentencia y los círculos de paz, que sitúan a la comunidad en el centro de la resolución de conflictos, fueron actualizados y adoptados. En ese mismo momento, la justicia institucional (...)