La vida de los Estados africanos se caracteriza por el autoritarismo, la inestabilidad política, el cuestionamiento del poder por parte de minorías armadas, los intentos de golpes de Estado. Salvo algunas excepciones como Sudáfrica, desde Costa de Marfil a Burundi el poder del Estado parece estar todavía en busca de sus fundamentos. Quizá sería necesario reflexionar sobre lo esencial: la ausencia de legitimidad de las instituciones públicas, incapaces, por eso mismo, de hacer respetar las normas que dictan; en definitiva la ausencia de verdaderos Estados.
Esta situación se debe en gran parte al fracaso de los intentos de configurar un Estado de tipo moderno, es decir, capaz de dictar normas para el conjunto del territorio que sean respetadas sin tener que recurrir a la coerción. En efecto, en sociedades africanas más divididas en grupos "étnicos" que estratificadas en clases sociales, los mecanismos democráticos inspirados en el sistema británico con sus variantes (...)