“Era el día 2 de enero. La señora que debía llevarnos aún estaba ebria de la fiesta de Año Nuevo. Un hombre conducía en su lugar y ella le indicaba el camino. En el asiento trasero éramos tres, íbamos apretadas en un coche que se encontraba en muy mal estado, que apestaba a alcohol y cuyas ventanas no podíamos bajar”. Al igual que otras miles de polacas, Marta Syrwid, de 30 años, realizó un viaje para abortar en una clínica privada eslovaca por 2.000 zlotys (cerca de 460 euros). Periodista en el diario Gazeta Wyborcza, relató este lamentable episodio en enero de 2016.
A pesar de que la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) estuvo autorizada y fue gratuita entre 1956 y 1993, Polonia dispone ahora de una de las legislaciones europeas más restrictivas. Sólo se prevén tres excepciones: en caso de riesgo para la salud de la madre; en caso de (...)