El Salvador es un caso de manual, un observatorio privilegiado para registrar los efectos de la emigración masiva sobre el país de origen. No es de extrañar, si se tiene en cuenta la dimensión del fenómeno. Según las estimaciones, entre el 25% y el 34% de los salvadoreños viven fuera de su país, es decir, entre 1,7 y 2,5 millones de personas; la gran mayoría de ellas en Estados Unidos. La diáspora salvadoreña, muy bien organizada, cuenta con el apoyo del “Viceministerio de los Salvadoreños en el Exterior”, consagrado a la defensa de sus intereses. En los diarios hay secciones enteras dedicadas al tema, en particular las páginas “Departamento 15” de La Prensa Gráfica, en referencia al decimoquinto departamento de El Salvador: Estados Unidos...
La diáspora salvadoreña se muestra generosa. Según el Banco Central, las transferencias de dinero (“remesas”) llegaron a 2.100 millones de dólares en 2003; 2.500 millones en 2004, (...)