“Pero la Tierra enteramente ilustrada resplandece bajo el signo de una triunfal calamidad”. Es este un fragmento del siniestro incipit con que arranca el texto, ya clásico, que Theodor W. Adorno publicó en 1944 junto a Max Horkheimer, y que Akal recupera en el marco de la Obra Completa del primero. Como miembros del Instituto para la Investigación Social de Frankfurt denunciaron con su Teoría crítica la complicidad naïve de la reflexión metafísica, desplegada al margen de los dramáticos desajustes del momento, cuando no en connivencia. “Salvar a la Ilustración” pasa, así, por concebir como consustancial al pensamiento emancipador el momento regresivo que lo acaba condenando.
La tesis que subyace a esta obra (que el mito es ya Ilustración, y la Ilustración recae en mitología) se verifica a través del funcionamiento de una razón instrumental, mediante la cual el sujeto proyecta sus intereses sobre el mundo. El privilegio del dominador es, (...)