Tres establecimientos bancarios, y no de los más pequeños, están implicados en la “desaparición de los 1.000 millones”. Por sí solos, el Banco de Economía, el Banco Social y Unibank poseen alrededor de una tercera parte de los activos bancarios moldavos, incluyendo el dinero destinado a las jubilaciones. En mayo de 2015, y bajo la presión de los manifestantes en la calle, el presidente del Parlamento moldavo desveló el “informe Kroll”, una investigación confidencial efectuada por una compañía de auditoría estadounidense por mandato del Banco Nacional de Moldavia (BNM). Según este documento, que detalla los mecanismos del fraude, la privatización parcial de estos tres bancos en beneficio del joven millonario Ilan Shor en 2012 condujo en gran medida a su saqueo.
De acuerdo con este mismo informe, los días 25 y 26 de noviembre de 2014, justo antes de las elecciones legislativas, se transfirieron créditos sospechosos por valor de 13.500 millones (...)