La historia de la sociedad de consumo puede entenderse como la historia de la multiplicación de las imágenes de mercancías. El recurso masivo a la imagen, en continua expansión desde el siglo XIX, ha aniquilado la autarquía psicológica de los antiguos. Ha permitido que la mercancía conquiste el imaginario por su presencia virtual diaria. Periódicos, catálogos, revistas, litografías, cine: los nuevos medios de comunicación han ido convirtiendo a los occidentales en espectadores. Han instruido a las ciudadanías en el placer de mirar y en el deseo de consumir. Les han dado una educación para la mercancía, haciendo de esta un signo universal, un lenguaje común, un hecho natural que parece haber existido desde siempre...
A lo largo del siglo XIX, los mercaderes hacen circular cantidades cada vez mayores de “papeles”: tarjetas, litografías, catálogos, que posibilitan que sus marcas y productos se vuelvan familiares para la gente. Pero más allá de esa (...)