Hace justo veinte años, el sociólogo Pierre Bourdieu creaba Liber-Raisons d’agir, una editorial de la cual dos obras –la suya, Sur la télévision (1996), y la de Serge Halimi Les Nouveaus Chiens de Garde (1997)– analizaban los efectos deletéreos de un periodismo de mercado corroído por las connivencias, el conformismo y la precariedad. El éxito de estas obras ancló en el debate ideológico francés una crítica radical a los medios de comunicación cultivada desde hacía mucho tiempo en las columnas de Le Monde diplomatique; provocó la cólera de los editores responsables y la simpatía de los mordaces.
Dos décadas después, este movimiento, durante mucho tiempo marginal, ha convencido a un amplio público, con la ayuda involuntaria de editócratas cada vez más arrogantes. Pero ha fracasado cuando ha tratado de encontrar en el mundo político y sindical el resorte para una transformación concreta. Los directivos de los medios de comunicación y sus (...)