El 9 de diciembre de 2020, la Corporación Financiera para el Desarrollo (DFC, por sus siglas en inglés), una agencia de financiación estadounidense, desembarcó en Ecuador llevando bajo el brazo un “nuevo modelo” de acuerdo marco concebido para los países latinoamericanos. Consiste en la concesión de un préstamo de 3.500 millones de dólares para “ayudar” a Quito a reembolsar la “deuda depredadora” que contrajo con Pekín hace una docena de años. A cambio, Ecuador se compromete a adherirse a la “Red Limpia”, un programa anunciado por el expresidente Donald Trump en 2019 que tiene como objetivo excluir a las empresas chinas de los contratos para el despliegue de las redes 5G en todo el mundo.
Trato cerrado. El 14 de enero de 2021, el presidente conservador ecuatoriano Lenín Moreno reafirma su lealtad hacia la Casa Blanca, aunque ello suponga retrasar en su país el desarrollo de la inteligencia artificial, la robotización, (...)