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Música

La fiesta prohibida

Cuando no es “culta”, la música tiende a considerarse una fuente de peligros. Por ello, se la controla a base de agresivos limitadores de sonido y draconianas normas de seguridad. La historia de las relaciones entre las autoridades y las fiestas tecno ha estado marcada por una desconfianza general que ha derivado en represión.

por Antoine Calvino, octubre de 2021

El 19 de junio de 2021, Gérald Darmanin, ministro del Interior francés, lanzaba en plena noche a cuatrocientos gendarmes al asalto de una free party organizada en Redon, Bretaña, en homenaje a Steve Maia Caniço, ahogado en el Loira durante una intervención policial en la Fiesta de la Música de Nantes de 2019. Mientras llovían granadas y porrazos, a los bomberos se les impedía intervenir para acudir en ayuda de los heridos, entre ellos un joven que había perdido la mano. Por la mañana, al margen de todo procedimiento legal, se destruyeron a hachazos equipos de sonido por valor de más de 100.000 euros.

Aunque esta violencia desproporcionada parecía responder al deseo de mostrar firmeza con vistas a las elecciones regionales, la presión que pesa sobre la escena free party es constante desde hace veinte años. La free party (no debe confundirse con la rave de pago) es una fiesta libre (...)

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