Durante su visita a Brasilia, el pasado 2 de marzo, la Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, sermoneó a la oveja descarriada de su patio trasero: “Esperamos que el Gobierno venezolano inicie un proceso de (…) restauración de la propiedad privada y de retorno a la economía de mercado”. Nada nuevo bajo el sol. Aunque desde comienzos de 2003 Venezuela bate todos los récords de crecimiento económico, los opositores al poder establecido –entre ellos Washington y la mayoría de los grandes medios internacionales– no han cesado “de lamentar, inquietarse, esperar”, para retomar el título de la canción “Crying, waiting, hoping” del famoso rockero Buddy Holly. Expresando sus deseos, escribían a toda página que la burbuja petrolera no tardaría en explotar.
Pero resulta que en cinco años y medio el Producto Interior Bruto (PIB) real del país aumentó un 95%, la pobreza se redujo a la mitad y la extrema (...)