A unos treinta kilómetros de la prisión de Beer-Sheva –donde los participantes de la flotilla “Rumbo a Gaza” fueron brevemente detenidos tras el asalto sangriento del 31 de mayo pasado–, en dirección a la Franja de Gaza, se encuentra la instalación de espionaje más importante de Israel. Esta base, jamás revelada hasta ahora, está constituida por líneas de antenas de satélites que interceptan secretamente llamadas telefónicas, correos electrónicos y otros tipos de comunicaciones de Oriente Próximo, de Europa, de África y de Asia.
El poder del Estado hebreo en la región está a menudo asociado a sus fuerzas armadas, a su arsenal nuclear y a sus servicios de inteligencia (el Mossad). Pero su capacidad de recogida electrónica de información parece igual de importante, ya se trate de vigilar gobiernos, organizaciones internacionales, sociedades extranjeras, organizaciones políticas o individuos. La mayor parte de este espionaje se desarrolla desde esta instalación en los confines (...)