“No nos queríamos, por eso todo nos daba lo mismo.
No nos querían, por eso hicimos daño”.
Magyd Cherfi, cantante, ex líder del grupo Zebda.
Para que un polvorín explote, se necesitan al mismo tiempo pólvora y un detonador. Sin detonador, la pólvora no explotaría. Sin pólvora, el detonador fallaría. Lo que sucede en los suburbios franceses desde finales del mes de octubre responde ante todo a esta simple evidencia.
El ministro del Interior Nicolas Sarkozy, inducido por su ambición presidencial a una puja permanente tanto con el primer ministro Dominique de Villepin, como con los dirigentes rivales de la extrema derecha Jean-Marie Le Pen y Philippe de Villiers, encendió claramente la mecha para jactarse después de apagar mejor el fuego. Y su provocación verbal sonó como aliento a la provocación práctica en los oídos de algunos policías tentados de comportarse como un ejército colonial en suburbios habitados mayoritariamente por poblaciones francesas, (...)