Una pequeña y valiente nación europea que defiende la libertad de expresión; un pueblo hospitalario y tolerante sorprendido por la barbarie; un régimen consternado por la irrupción de lo religioso en la esfera política, son otros tantos lugares comunes sobre Dinamarca que han recorrido las polémicas de las últimas semanas en torno de las caricaturas del profeta Mahoma.
Sin embargo hay que arañar ese barniz para descubrir una imagen muy diferente de estas imágenes de Espinal. Recordemos que Dinamarca es todo menos un Estado laico. No sólo la Iglesia no está separada del Estado, sino que existe una religión de Estado, el protestantismo luterano, los sacerdotes son funcionarios, los cursos de cristianismo son obligatorios en la escuela, etc.
La tolerancia está seriamente empañada en un país donde la mayoría de centro derecha se mantiene gracias al apoyo de un partido de extrema derecha, el Partido del Pueblo danés, que no tiene nada (...)