Doctora Melfi: “¿Qué teme usted que pase?”
Tony Soprano: “¡No sé! Pero algo. ¡No sé!”
Los Soprano, temporada 1, episodio 1.
Tanto en su factura como en su forma, la serie Los Soprano pareció, desde el principio, un producto televisivo completamente nuevo. El concepto, hablando en plata, hubiera podido verse como un invento de escaso potencial: un mafioso de segunda clase, Tony, que vive una vida aparentemente confortable en la periferia de Nueva Jersey, empieza a regañadientes una terapia, a raíz de unas crisis de angustia. En apariencia –retrato de un mafioso padre de familia, en plena crisis de los cuarenta, desafiado por sus hijos adolescentes, con una mujer obnubilada por las conveniencias y una madre insoportable, rodeado de socios criminales que le replican con impertinencia, la serie tiene todos los elementos para ser una incisiva sitcom, cruzada con elementos más sombríos (como por ejemplo el hecho de que la madre y el (...)