Antes de la caída del rublo, el Producto Interior Bruto (PIB) de Rusia (al tipo de cambio corriente) se elevaba a un poco más de 2 billones de dólares. El valor añadido se repartía entre los servicios (60%), las industrias extractivas y energéticas (18%), la industria manufacturera (12%), la agricultura y la construcción (5% cada una). La población activa, de setenta y cinco millones de personas, es ampliamente urbana, con una fuerte tasa de empleo y un porcentaje de diplomados entre los más elevados del mundo. La productividad, en cambio, se mantiene débil. Se sitúa en la mitad del nivel que ostenta la Unión Europea y no ha progresado significativamente en los cinco últimos años.
La parte de los gastos de Estado en la economía es superior a la de Francia (alrededor del 37%), pero la diferencia se explica especialmente por el hecho de que algunos gastos sociales que en Francia (...)