Todos firmaríamos por una muerte repentina a los ochenta y nueve años, en plena forma y con el mismo entusiasmo que tuvimos hasta minutos antes. Así le sucedió a José Ángel Ezcurra, afortunado él, pero nosotros nos quedamos sin el ejemplo de un hombre sensible, cariñoso, exquisito y algo tímido que, con tenacidad, supo crear el medio de difusión español más importante –¡y antifranquista!– desde el final de nuestra Guerra Civil.
Inició su actividad periodística como crítico de cine en Las Provincias y fue corresponsal en Valencia de La Vanguardia, formando parte también del equipo de programación de Radio Mediterráneo, emisora a cuya dirección accedió en 1943, meses antes de finalizar su licenciatura en Derecho.
Procedía de una familia burguesa valenciana, de la que heredó la cabecera de una revista local llamada Triunfo, ligera y versada en cine popular. Ahí Ezcurra cayó en la tentación profesional de convertir la revista en (...)