Los manuales escolares de historia constituyen un claro manifiesto de los valores sociales y de las ideas políticas de una determinada época y de un territorio, y conllevan importantes repercusiones en el imaginario histórico de una sociedad. Con el aprendizaje de la historia se facilita la creación de una “comunidad imaginada”, ya que un pasado común tiene la capacidad de cohesionar y dotar de identidad a un grupo social, además de proporcionar las primeras percepciones del imaginario de “los otros”.
La enseñanza de la historia se ha limitado, en muchos textos escolares, a la descripción secuencial de los hechos políticos y militares, siendo utilizada como transmisora de un proyecto político, y presentando en muchos casos informaciones sesgadas de los acontecimientos. La apuesta por una enseñanza crítica y reflexiva que exceda al planteamiento netamente descriptivo, incluye la atención a los procesos sociales, económicos y culturales. Elementos determinantes para comprender las transformaciones históricas (...)