Hace cerca de medio siglo que los asuntos de geopolítica no tienen prácticamente el menor papel en unas elecciones presidenciales estadounidenses. La fulgurante victoria del presidente George H. W. Bush en la guerra del Golfo (de enero a marzo de 1991) no impidió que fuera derrotado al año siguiente por un oscuro gobernador demócrata de Arkansas (William Clinton) sin experiencia internacional.
Sin embargo, y pese a que ningún soldado estadounidense participa directamente en ella, la guerra en Ucrania ocupa ya un lugar de consideración en los debates entre los candidatos republicanos. La afirmación no es tan cierta aplicada al bando demócrata, visto que el presidente Joseph Biden parece seguro de que será el candidato de su partido en las presidenciales y de que en este último el apoyo total de Estados Unidos al presidente Volodímir Zelenski goza prácticamente de unanimidad.
Así pues, lo que sucede en el extranjero, en Kiev en particular, esta (...)