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El origen de las rivalidades geopolíticas

Por qué se enfrentan las grandes potencias

Según el discurso dominante, la política exterior de Occidente consiste en exportar la democracia liberal y el Estado de derecho al resto del mundo. Pero las relaciones entre potencias se rigen no tanto por ideales como por consideraciones estratégicas. Lo explica John Mearsheimer, destacado teórico del realismo en las relaciones internacionales.

por John J. Mearsheimer, agosto de 2023
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NICKY NODJOUMI. – Everything was/is wide open (’Todo estaba/está completamente abierto’), 2015

Treinta años atrás, numerosos expertos occidentales aseguraban que la historia había llegado a su fin y que los enfrentamientos entre grandes potencias eran cosa del pasado: una ilusión que no ha resistido la prueba del tiempo. Hoy, dos de los conflictos que oponen a grandes potencias amenazan con degenerar en guerra abierta: Estados Unidos contra Rusia en Europa del Este a propósito de Ucrania, y Estados Unidos contra China en el oriente asiático a propósito de Taiwán.

Los cambios acaecidos en la política internacional de unos años a esta parte apuntan a una degradación de la posición de Occidente. ¿Qué ha ocurrido? ¿A dónde nos dirigimos? Responder a estas preguntas requiere una teoría de las relaciones internacionales que dé sentido a un mundo caótico e incierto, (...)

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Disidentes, ¡a callar!
John Mearsheimer es uno de los más destacados teóricos actuales en el ámbito de las relaciones internacionales. La guerra de Ucrania, que enfrenta cada vez más a las dos principales potencias nucleares, Rusia y Estados Unidos, pero que implica también a la Unión Europea, China y la India, parecería merecer su atención constante por parte de los gobiernos y los medios de comunicación de todo el mundo. Para los medios de comunicación no es así, en particular en Europa, donde la información sobre el conflicto ucraniano se asemeja a un incesante ejercicio de propaganda destinado a justificar el creciente compromiso de la Unión Europea con Kiev. Esta elección editorial parece haber impedido la publicación de análisis que aparentan ser disidentes solo por el hecho de ser diferentes.
Le Monde diplomatique propuso a Mearsheimer que elaborara el suyo.