La pérdida alienta los poemas del polaco Tomasz Rózycki (Opole, 1970). En Colonias, la expresión se encuentra vigilada y custodiada, y la poesía, en toda su pureza y clandestinidad, importa casi tanto como una oración. En Colonias, el anhelo de Europa no es solo un espíritu, sino una realidad, un modelo, un ideal que Rózycki comparte con otros poetas polacos anteriores a él, como Zbigniew Herbert.
En “Mercancía humana” se reivindica la “luz”, la “carne”, “el cuerpo de las mujeres y de los animales, de la tierra”. La “lengua negra” de la palabra necesita “la sangre de alguien cada noche”. Su tono mezcla lo lúdico y lo grave. “Tiburones y sepias” es ejemplar en su misterio y aceptación irónica. El poema está obsesionado por los detalles perdidos de las cosas, “nuestras calles, [donde] nos amamos, … nuestra residencia, nuestra pensión”, pecios que informan del deber sagrado de la poesía. En “Época (...)