La generación que actualmente ronda la treintena presenta un cambio sustancial que invierte la tendencia observada durante décadas en el mundo desarrollado: podría ser la primera que mayoritariamente viviera peor que sus padres. Aquellos que pasaron su infancia durante la década de 1980, mientras asistían a la caída del Muro de Berlín poco podían adivinar de cuan sombrío se les presentaba el futuro. La pregonada “era de prosperidad democrática” se fue tornando progresiva y simplemente en la ley de la jungla capitalista. Y, con la implantación de la ideología del llamado “pensamiento único” –concepto acuñado en este mismo periódico por Ignacio Ramonet–, quienes estaban destinados a gozar de una era dorada vieron frustradas sus expectativas.
Este sentir de esas generaciones se plasma con gran expresividad en toda una serie de novelas gráficas. El caso más representativo sería sin duda el de Peter Bagge y su serie Odio (Ed. La Cúpula). Dejando (...)