Después del colapso de la URSS en 1991, los EE.UU se convirtieron en el mayor poder militar, económico, jurídico y cultural que haya existido en el planeta. En muy pocos años este poder descomunal catapultó su situación social interna y el escenario internacional a un estado de agudas tensiones cuya creciente intensidad permite anticipar profundas conmociones del orden imperante.
En este vertiginoso decurso hacia la inestabilidad interna y global, la expansión del orden económico neoliberal, la universalización de una particularidad cultural –disfrazada en un lenguaje supuestamente “científico” que impide su examen y debate por parte de las comunidades– ha cumplido un papel principal. Esta doctrina ideada y promovida por la dirección económico-política estadounidense ha producido en su interior y reproducido hacia la totalidad del mundo una forma de organización social demencialmente asimétrica e insostenible.
Para lograr la adopción global del universo de sentido y las reglas de juego que benefician a la (...)