Refugiados. Frente a la catástrofe humanitaria, una solución real.

Es la crónica que a diario ocupa, como una dramática rutina, parte de las noticias que divulgan los medios convencionales. Refugiados que mueren en el Mediterráneo o que sobreviven al viaje para acabar hacinados en campos de retención. Países europeos desbordados por las demandas de asilo y otros reacios a las llamadas de auxilio. El “muro” de Schengen, como explica el autor, ha podido contener la demanda migratoria fuera de la Europa del Mercado Único, pero creó, al mismo tiempo, una enorme demanda insatisfecha en las fronteras de la Unión, sin hablar de la proliferación de las mafias de trata de personas que actúan en este campo desde hace años. En este contexto, el estallido de la crisis de los refugiados sirios, iraquíes, afganos, eritreos y demás, conforma, para Sami Naïr, “la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”, puesto que plantea a las sociedades europeas, a los gobiernos (...)