Kampala, agosto de 2012. La capital de Uganda es escenario de uno de esos bailes de máscaras cuyo secreto parecen conocer los diplomáticos. Reunidos en la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos (CIRGL) por Yoweri Museveni, los presidentes congoleño y ruandés, Joseph Kabila y Paul Kagamé, se libran a un simulacro de negociaciones sobre la crisis que azota a Kivu del Norte (República Democrática del Congo, RDC) desde 1996.
La tensión en Kivu del Norte alcanzó un nuevo límite en la primavera de 2012. Cientos de soldados, ex rebeldes recientemente integrados al ejército oficial se amotinaron. El M23 (ex Consejo Nacional para la Defensa del Pueblo, CNDP) –sostenido bajo cuerda por Ruanda– formó un nuevo movimiento rebelde en su mayoría tutsi y, en pocas semanas, tomó el control de la parte más grande de la región, provocando la muerte de varios miles de civiles y el resurgimiento de (...)