Ahmed G., oriundo de Arlit –ciudad en el norte de Níger conocida por sus yacimientos uraníferos–, posee como única riqueza un robusto 4x4 japonés y un profundo conocimiento de las trochas del Sáhara. Durante muchos años, este tuareg de 42 años hizo de guía a turistas que vienen a admirar los paisajes de Aïr, custodió mercancías (legales e ilegales) y trasladó a emigrantes hasta la frontera con Libia, antes de que esta actividad se prohibiese en 2015. De la noche a la mañana, Ahmed se vio sin recursos para alimentar a su mujer y a sus tres hijos. Fue entonces cuando, junto con algunos amigos que también estaban desempleados, se embarcó en la minería artesanal de oro en el yacimiento de Tchibarakaten, a varias horas de camino de Arlit en dirección a Argelia. A Ahmed se le iluminan los ojos al evocar este reciclaje profesional
“El oro es un regalo del (...)