Aunque no todo el mundo es consciente de ello, las líneas principales de cualquier política educativa están directamente conectadas con una determinada visión del mundo, y forman parte de un proyecto global que pretende modelar la sociedad del futuro. Hoy se ha impuesto en la mayor parte del planeta, y muy específicamente en lo que llamamos Occidente, una educación en la que el conocimiento ha quedado relegado ante lo que ha venido a denominarse competencias. Es decir, el desarrollo del pensamiento abstracto, la capacidad de discernimiento –en suma, la construcción de un pensamiento crítico– han de ser sustituidos por esas competencias que permitan a sus poseedores la flexibilidad y la adaptación que el mercado de trabajo ya exigen en estos momentos, pero todavía más en el futuro. Y el aliado fundamental: las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación).
Se trata de un modelo educativo pensado para satisfacer necesidades (...)