Publicado el pasado 18 de agosto, un estudio de la Fundación Bertelsmann no incita al optimismo sobre el futuro de la construcción europea: “A la luz de los últimos acontecimientos, la Unión Europea (UE) debe afrontar el mayor desafío de su historia y está todavía lejos de encontrar soluciones comunes”. Algunos de los aspectos de este desafío –los más preocupantes– no son propios de Europa: el cambio climático, el terrorismo, los flujos migratorios. Otros se refieren a las relaciones, en particular a las relaciones comerciales, entre la UE y otras regiones o grandes Estados, sobre todo Rusia, Estados Unidos y China. En una tercera categoría hay algunos elementos internos de la UE como, por ejemplo, el papel del euro o el brexit. Las fronteras entre estas tres problemáticas no son, evidentemente, impermeables.
A este cuadro, bastante complicado de por sí, hay que agregar un factor adicional de dificultades para cualquier tipo (...)