En 2008, en su “Estudio económico” dedicado a Irlanda, los economistas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimaban que los bancos del país eran “muy rentables y (estaban) muy bien capitalizados, lo que debería otorgarles una gran capacidad para resistir el impacto”. Señalaban su “muy baja exposición respecto del mercado hipotecario estadounidense”. Un año más tarde, la crisis de las subprime arrasaba la isla esmeralda, cuyo déficit presupuestario alcanzaba un récord: 32% del Producto Interior Bruto (PIB).
En cuanto al estudio económico 2008 dedicado a Islandia, se remitía, para evaluar el sector financiero del país, a los organismos de control y calificación como Moody’s, que “consideran el sistema financiero sano en líneas generales. Los tests de estrés parecen indicar que los bancos disponen de capitales suficientes para resistir impactos de gran magnitud sobre el crédito y el mercado. (...) A pesar de los temores de los (...)