La Habana, años 1950. La Mafia les da la bienvenida. Durante esa década la añeja ciudad colonial fue beneficiaria de un crecimiento y un desarrollo sin parangón. En medio de un torbellino de actividad surgieron grandes hoteles, casinos, clubes nocturnos, centros turísticos, túneles y carreteras. Neón, mambo, sexo y oropeles fueron las señas de identidad de una floreciente industria turística que propició la afluencia de dinero a la ciudad. Hablar de la Mafia cubana en aquella década es tanto como desempolvar nombres de célebres hampones como Charles ‘Lucky’ Luciano, Meyer Lansky, Santo Trafficante, Albert Anastasia y demás cromos de la colección. La idea era que aquel paraíso de ritmos y lujos a un pitillo de la costa este norteamericana sirviese de tapadera de un plan mucho más ambicioso: la creación de un Estado delincuente cuyo producto interior bruto, fondos de jubilación sindicales, bancos y demás instituciones financieras servirían para lanzar (...)
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Nocturno de La Habana
T.J. English
Debate, Barcelona, 2011,
432 páginas, 22,90 euros
por Manuel S. Jardí,
julio de 2011
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