No hay necesidad de ir a buscar la explicación de la crisis demográfica rusa a regiones inaccesibles, de clima extremo. A pocas horas de Moscú, en la región del Tver (Kalinin, entre 1931 y 1990) se registraron, durante la última década, más de dos muertes por cada nacimiento. Según los primeros resultados del censo del otoño de 2010, esta región no cuenta con más de 1,32 millones de habitantes. En veinte años, ha perdido el 18% de su población, o sea más de 300.000 personas.
En el tren regional (elektrichka) proveniente de Moscú se suceden, unas tras otras, mujeres mayores y solas que venden de pasada algunos utensilios de cocina para completar su magra jubilación. Sobre las bifurcaciones congeladas del Volga, muchos pescadores cavan agujeros en el hielo. Y, si desafían el frío, no es por razones folclóricas. La armonía de colores proveniente de las ciudades de las isbas rompe con (...)