Aunque ya no tenga mucho que ver con sus ancestros de la época del pizarrón negro y la tinta violeta, el manual escolar sigue alimentando cierta suspicacia. Suspicacia que nace de una pregunta legítima: ¿qué tipo de enseñanza se le asegura a los niños?
Por cierto, sería excesivo pretender que no existe ninguna relación entre el contenido de un manual de Historia y lo que se transmite en clase. Pero, así como cualquier fuente, merece que se lo examine en una triple dimensión: hacia arriba (las modalidades y los actores de su confección), hacia abajo (su uso por parte de docentes y alumnos) y en su contenido (narración histórica, actividades propuestas, recursos movilizados…). Por otra parte, en historia y sociología de la educación existen muchas investigaciones sobre este tema, que hoy como ayer señalan un importante desajuste entre el relato prescrito y el relato transmitido.
Hasta mediados de los años 1970, fecha (...)