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De Irán a Palestina

Los enredos de la diplomacia

La visita del primer ministro israelí Ehud Olmert a Washington a finales de mayo pasado confirmó la convergencia de puntos de vista entre Israel y Estados Unidos sobre todos los asuntos de Oriente Próximo: la energía nuclear iraní; la guerra contra el terrorismo; el boicot al Gobierno palestino (véase Kristianasen, Estado de sitio en Palestina). George W. Bush, al tiempo que instiga a su huésped a negociar con Mahmud Abbas, califica de “valiente” el plan israelí de retirada unilateral, que echa por tierra toda idea de Estado palestino independiente. En este contexto regional, Francia se enreda y su voz se hace inaudible.

por Alain Gresh, junio de 2006

Un observador que hubiera abandonado la Tierra en la primavera de 2003 –cuando la “coalición” lanzaba sus tropas sobre Bagdad– y que regresara hoy en día, no podría entender lo que pasa. Por entonces, la diplomacia francesa estaba en su zenit, fundamentalmente en el mundo árabe y musulmán. París parecía decidida a encabezar el malestar anti-estadounidense que movilizaba a la gran mayoría de la opinión pública mundial, incluso en Estados tan diversos como Alemania, El Vaticano, Bélgica, México o Indonesia. El presidente Jacques Chirac podría jactarse entonces de haber evitado, gracias a la posición que adoptó, que la guerra de Irak se transformara en una “guerra de civilizaciones”.

Sin embargo, en la primavera de 2006, el “mundo occidental” parece haber recuperado su unidad. París, Washington y la Unión Europea marchan al unísono en varios temas: presión contra Irán y contra Siria, lucha contra el terrorismo, normalización en Irak, sanciones contra el (...)

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