El tiempo disuelve el entusiasmo como el ácido, pero también diluye la memoria: menos de dos años después de la elección de Emmanuel Macron como presidente de la República francesa, la idea de que fuera elevado al rango de héroe de la democracia y llevado en triunfo por la mayoría de los medios de comunicación institucionales parece irreal. Casi embarazosa.
En aras del “cordón” electoral que se quiere oponer a Marine Le Pen, la dirigente del Frente Nacional (FN), clasificada para la segunda vuelta de las votaciones, los “editócratas” (éditocrates) se unen en la lucha contra la abstención y el voto en blanco o nulo. Con una sola consigna durante dos semanas: “¡Votad a Macron!”.
La interpretación del mundo periodístico no tiene la misma intensidad que en 2002, cuando Jean-Marie Le Pen pasó a la segunda vuelta. Esta vez, los medios de comunicación de masas (televisiones, radios) mantienen la apariencia de una (...)