La historia comienza con una proeza tecnológica: en un primer momento, el objetivo era ganarle la partida a las descargas ilegales. Para ello, Netflix concibió una interfaz de notable fluidez. En cualquier lugar, en cualquier momento, la resolución de la imagen se adapta a la velocidad de conexión de un número exponencial de usuarios. Netflix pone en práctica esta “extensibilidad” (scalability) a través de su programa Open Connect y gracias al servicio de la nube de Amazon. Coste estimado: entre 30 y 80 millones de dólares mensuales. Una condición necesaria para alejar de la descarga pirata a los potenciales clientes.
Para fidelizarlos, se necesitan contenidos que seduzcan. Desde finales de los años 2000, Netflix negocia derechos de difusión con los estudios hollywoodienses y saca partido de la moda a nivel internacional de las series (Friends, La casa de papel, etc.), que constituyen, en número de horas de programación, más de dos terceras partes del catálogo (...)