“La única manera de alojarse decentemente en Jersey, es trabajar en las finanzas. Una vez dentro, ya no te abandonan”. Esta observación de Jeanne Anderson, coordinadora del grupo local de Attac, ubica los desafíos del acceso a la vivienda en este paraíso fiscal saturado de millonarios. Uno de cada dos habitantes de Jersey no posee vivienda, y sólo un empleo en la ingeniería bancaria puede generar una remuneración capaz de soportar un alquiler o un préstamo inmobiliario; ambas cosas inaccesibles para quienes sobreviven con el salario mínimo, que tiene un techo de 5,80 libras (7 euros) la hora. En Saint-Helier, la capital de la isla, un apartamento de tres habitaciones en un inmueble de baja calidad no se puede negociar por debajo de los 400.000 euros. Los alquileres están en concordancia: es imposible encontrar un pequeño apartamento de tres habitaciones por menos de 1.500 euros mensuales.
Sin embargo, las finanzas no (...)