El calvario que los dirigentes de la zona euro hacen padecer al pueblo griego está desacreditando la idea de Europa. Técnicamente, es la “troika” –Comisión Europea, Banco Central Europeo (BCE) y FMI– quien está encargada del trabajo sucio de exigirle al Gobierno de Lukas Papademos, también banquero, la reducción drástica de los salarios y de las pensiones, el desmantelamiento de los servicios públicos y las privatizaciones de toda índole.
Protegidos por este siniestro trío, son los otros gobiernos europeos los que, bajo la férula de la canciller alemana Angela Merkel y de su edecán Nicolas Sarkozy, han asumido la responsabilidad política de provocar el destrozo de la sociedad griega y la ruina de su economía: caída del 7% de su PIB en un año, explosión del desempleo y de la precariedad, venta al mejor postor de su patrimonio natural y de sus sitios históricos, cuna de una de las grandes (...)