Fayçal Attafir, de 32 años, es agente inmobiliario en Argel. Desde hace varios años cuenta con una nueva categoría de clientes: “Empresarios que buscan villas o incluso edificios para transformarlos en escuelas privadas. Hay mucho dinero en juego y hasta se involucran los bagaras [los comerciantes de ganado, símbolo del rápido enriquecimiento de los años 2000]”. La crisis de la vivienda, que le impide responder a todos las peticiones, le hace perder “muchas oportunidades”, resalta Attafir.
El sistema educativo argelino, construido durante mucho tiempo sobre la base de una escuela pública gratuita y obligatoria para todos, hace unos diez años terminó rebajando ese “principio socialista y revolucionario”, según los términos del difunto presidente Houari Boumediene (1965-1978) y abriéndose al sector privado. Aunque el Estado “organiza el sistema nacional de enseñanza”, tal y como lo prevé la Constitución, las escuelas privadas forman parte del paisaje; a pesar de una persistente imprecisión jurídica, (...)