En línea con otras diversas obras publicadas en los últimos años, sobre la televisión, la construcción europea o Internet, Dominique Wolton aborda aquí el reto de la globalización de la información y la cultura, sin dejar de mostrarse presionado por acontecimientos dramáticos recientes como el 11-S, o la consiguiente supuesta lucha entre civilizaciones.
Sus bases de partida quedan claramente reflejadas en el libro: se trata de cuestionar la mundialización de la información, trocada de factor de emancipación en elemento clave de incomprensión y odio entre las culturas y los pueblos; se trata de cuestionar la técnica como factor automático de progreso; y de una apuesta fundamental: “Pensar las condiciones de la mundialización en materia de información y comunicación de modo que no se nos convierta en una especie de bomba de efecto retardado”. Y para ello, contra el “triángulo infernal identidad-cultura-comunicación”, se apuesta por una tercera mundialización, no sólo política-económica sino (...)