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La ley de los canallas

por Serge Halimi, agosto de 2012

Resulta inevitable no pensar en una de las célebres escenas de la película de Michael Curtiz Casablanca (1942). Rodeado de algunos de sus hombres, el capitán Renault, jefe de la policía local, llega para cerrar el café de Rick (Humphrey Bogart) exclamando: “¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!”. Al instante, un crupier le entrega al agente un fajo de billetes con un: “Sus ganancias, señor”. El capitán agradece con disimulo, se guarda el dinero y ordena: “¡Todo el mundo fuera inmediatamente!”.

En el escándalo financiero relativo al establecimiento fraudulento de una tasa interbancaria británica –la London Interbank Offered Rate (Libor)–, también se quiere identificar al policía corrupto, cosa que no resulta fácil dado el gran número de candidatos al papel. Cada día, una veintena de grandes entidades financieras (Barclays, Deutsche Bank, HSBC, Bank of America, etc.) fijan el valor del Libor. Y éste sirve de referencia a unas transacciones (...)

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