Durante su campaña electoral, en 2007, las proposiciones y el estilo de Cristina Fernández despertaron justificadas esperanzas de un cambio real. Recordemos, por ejemplo, algunos comentarios que esas propuestas suscitaron entonces en la página editorial de la edición argentina de Le Monde diplomatique:
“Cristina se expresa con claridad, porque dice qué es lo que se propone y lo fundamenta (…). Y con franqueza: a la izquierda le deja en claro que su modelo es un capitalismo con fuerte participación estatal; a la derecha (...) que su preocupación y su responsabilidad son ante todo sociales, que con ella no habrá retorno al neoliberalismo (…). En lo formal (…) ha empezado por descartar la liturgia peronista (…) que espanta a los que tienen edad para recordar y nada significa para los jóvenes (…) Sus proposiciones centrales son dos: ‘La reconstrucción del Estado constitucional democrático’ y un ‘pacto institucional’ entre el capital y (...)