En muchos países, especialmente africanos, con ingresos bajos o intermedios, los medicamentos cuestan entre veinte y treinta veces el precio internacional de referencia para genéricos. Este es el caso para productos básicos como el paracetamol. Esto se debería a la falta de coherencia y eficiencia de los sistemas de salud, pero también a la desorganización de la demanda, a las dificultades logísticas y a una cadena de suministro concentrada que descuida las zonas rurales.
Asociaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) también cuestionan la política de precios practicada por los laboratorios. Por ejemplo, MSF exige que la bedaquilina, fabricada por la multinacional Johnson & Johnson, esté disponible por un dólar al día (180 dólares para un tratamiento de seis meses). En los países de ingresos bajos e intermedios, este medicamento contra la tuberculosis, que se vende a 400 dólares para seis meses, está “fuera del alcance del 80% de las personas que (...)