“En la preparación de los Juegos Olímpicos de 2016 –explica el arquitecto Carlos Fernando Andrade, miembro del PT– el modelo fue Barcelona. Es una obsesión desde 1993. A partir de entonces, los catalanes vinieron aquí a prestar sus servicios. Su estrategia era pensar la ciudad como una empresa. Y, en esta lógica, hacía falta una efemérides de grandes acontecimientos”.
En 2013, la ciudad recibirá la Jornada Mundial de la Juventud, después de la Cumbre Río+20 en 2012 y antes de la Copa del Mundo en 2014. Luiz César Queiroz Ribeiro, director del Instituto de Investigación y Planeamiento Urbano y Regional (Ippur) del Observatorio de las Metrópolis percibe en esta gran mudanza programada un cambio profundo de la identidad original de Río, donde las clases socialmente alejadas vivieron hasta ahora en cierta proximidad geográfica. “Esto favoreció una convivencia hecha de conflictos y de convergencias, un diálogo inédito cristalizado en la samba. El (...)