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Cuando las grandes ciudades emprenden su propio camino

“Hacer que Europa sea amada”

por Benoît Bréville, marzo de 2020

En general, se suele remontar el nacimiento de la “diplomacia de las ciudades” a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando se pusieron en práctica los primeros hermanamientos de reconciliación franco-alemanes –por entonces se les llamaba “emparejamientos”–. El primero se firmó en mayo de 1950 entre Montbéliard y Ludwigsburg. En enero de 1963, cuando el Tratado del Elíseo selló la reconciliación entre los dos países, no había menos de 130. Entretanto, otros países se habían sumado a la partida: Troyes y Tournai (Bélgica) en 1951, París y Roma en 1956... “El hermanamiento es el encuentro de dos municipios que se asocian para actuar desde una perspectiva europea, para afrontar sus problemas y desarrollar entre ellos lazos de amistad cada vez más estrechos”, escribe el Consejo de Municipios y Regiones de Europa, un organismo creado en 1951.

Este ideal de fraternidad europea todavía figura entre las misiones de la diplomacia (...)

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