El protagonista de esta jocosa y desvergonzada autobiografía tiene 27 años y se llama Bronski. Es uno de los muchos empobrecidos judíos que llega a los Estados Unidos en l953 empeñado en olvidar las penalidades sufridas con su familia en el gueto de Czernowitz. Por eso, cuando Bronski menciona los campos o los crematorios lo hace no tanto para consolarse de las desdichas del presente como para señalar que en todas partes cuecen habas. Y América no es una excepción. El relato no es el de un joven afligido o amargado sino el de alguien voluntarioso que canta la libertad aunque desafinando en cada estrofa, en cada decepción.
¿Cómo sobrevivir entre miserables vagabundos, inmigrantes desesperados, putas explotadas por chulos y chaperos en manos de mafiosos cutres en los barrios negros o judíos? Todos ellos suministran material para la novela que el joven Bronski piensa titular El pajillero. Edgar Hilsenrath (Leizpig, 1926) (...)