Ayudas, pero ni hablar de subir los sueldos. Así podría titularse la ley sobre el poder adquisitivo, propuesta por el Gobierno que eligió Emmanuel Macron y aprobada el 3 de agosto por los diputados de la mayoría presidencial, de la derecha y de la Agrupación Nacional, con dos excepciones. Viniendo de líderes políticos que no paran de vituperar el asistencialismo y que se llenan la boca con la palabra “trabajo”, el giro ideológico tiene su gracia... al menos en apariencia.
Con una inflación que, sobre todo en los productos de primera necesidad, echa humo (se espera un 6,8% para este año), habiéndose hundido el poder adquisitivo de los asalariados un 3% en un año y con el movimiento de los chalecos amarillos en la memoria de todos, era imposible que el presidente Macron permaneciera inactivo.
Podría haber inaugurado su segundo quinquenio con una medida impactante, pidiendo al Parlamento que restableciera la escala (...)