El hecho de que el número de títulos crezca cada año (en 2007 cerca del 11,7%), se ve lastrado por la drástica reducción de las tiradas, con un resultado global negativo. Si, según la UNESCO la cuarta parte de los 72.914 textos editados corresponden a literatura, historia y crítica literaria, no es ni mucho menos oro todo lo que reluce. Las grandes editoriales, centradas en novedades a menudo artificiosas o precipitadas, están convirtiendo la literatura en el imperio de lo efímero.
Un lector de editorial Planeta, tras dos años sin que publicaran ninguno de los originales que le habían gustado, dejó su empleo. Mientras, los técnicos de marketing, con una lectura tangencial, que no incluye toda la obra, seguirán siendo los que deciden qué se publica y qué no. Y lo peor es que lo hacen con probada eficacia económica... Se impone así, a menudo, una narrativa estereotipada o folletinesca (...)