Para la Comisión Europea, la forma privilegiada e incluso la única de relación entre la Unión Europea (UE) y terceros países es la conclusión de tratados de libre comercio. El argumento esgrimido –y que la realidad desmiente– es que el aumento de volumen del comercio resulta mutuamente beneficioso para las partes y contribuye al crecimiento de la riqueza global. Los neoliberales ocultan deliberadamente la verdadera razón de ser de dichos acuerdos: utilizar las asimetrías sociales, ambientales, legales y fiscales entre los socios para reducir los derechos de los trabajadores y seguir ampliando el margen de lucro de las empresas, especialmente las transnacionales.
De esta forma, cada nuevo avance del libre comercio, ya sea a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o por intermedio de tratados bilaterales, conlleva automáticamente un retroceso de los derechos adquiridos por el conjunto de la ciudadanía de los países involucrados, y dificultades adicionales para conquistar (...)