En Israel, en marzo de 2010, el simple mensaje de un soldado que anuncia su próximo retorno –“El miércoles, vamos a limpiar [el pueblo de] Qatana y el jueves, si Dios quiere, volvemos a casa”– obligó al estado mayor a anular una operación planificada varias semanas antes. En EEUU, por temor a fugas de información a través de las redes comunitarias MySpace, Facebook o Twitter, o de plataformas como YouTube, el cuerpo de los Marines disuadió a su personal de conectarse desde sus ordenadores profesionales.
Pero en marzo de 2010, una directiva del Pentágono institucionaliza un uso en vigencia desde hace años: los intercambios telefónicos, mensajes, notas, fotos, son en general del combatiente estadounidense, a quien sólo se le pide no transmitir información o imágenes comprometidas (tácticas de combate, instalación de recintos militares, planificación de actividades, etc.).
El mismo ejército estadounidense tiene su página oficial en Facebook, en la que puede responder (...)