El 5 de agosto de 2009, hacia la una y media de la mañana, un dron estadounidense lanzó dos misiles Hellfire (“fuego del infierno”) sobre Laddah, un pueblo apartado de Waziristán del Sur (Pakistán). El blanco del ataque era la casa de un líder religioso que apoya a los talibanes, el Maulana Ikram-ud-Din. Entre las 12 víctimas del asalto figuraba Baitullah Mehsud, carismático jefe talibán paquistaní.
El 22 de julio de 2009, líderes estadounidenses dieron a conocer la muerte de uno de los hijos de Osama Ben Laden, Saad, aunque el dato no ha sido confirmado desde entonces. El 1 de enero, la muerte de Osama Al-Kini, jefe de operaciones exteriores de Al Qaeda, buscado por su responsabilidad en los atentados contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania en 1998, también había despertado satisfacción en las autoridades estadounidenses. “Los drones tuvieron un impacto significativo sobre Al Qaeda, al eliminar a (...)